Edición crítica de la Fundación Rossini de Pesaro en colaboración
con Casa Ricordi, Milán a cura de M. Elizabeth C. Bartlet.
Mathilde: Jessica Pratt
Jemmy: Arianna Ballotta
Hedwige: Enkelejda Shkosa
Guillaume Tell: Károly Szemerédy
Arnold Melchtal: Juan Diego Flórez
Gesler: Carlo Cigni
Walter Furst: Ugo Guagliardo
Un pescador: Ivan Magrì
Melchtal: Humberto Zavalaga
Rodolphe: Juan Antonio de Dompablo
Leuthold: Xavier Fernández
Un cazador: Carlos Martínez
Director de orquesta: Espartaco Lavalle
Director de escena: Massimo Gasparon
Director del Coro: Javier Súnico
Coro Nacional del Perú
Ballet Nacional del Perú
Orquesta Sinfónica Juvenil «Sinfonía por el Perú»
Gran Teatro Nacional
1, 4 y 7 de marzo, 2013
Beethoven se equivocó
Por Augusto Ferrero
Es muy conocida la célebre entrevista que le dio Beethoven a Rossini en Viena, en 1822. En la también histórica reunión que este último tuvo con Wagner en París casi 40 años después, el maestro de Pésaro relató que Beethoven había quedado encantado con la excelencia de El barbero de Sevilla. Rossini le narró a Wagner que Beethoven le recomendó no intentar nada distinto a este género bufo, pues ello significaría forzar su destino, ante lo cual el poeta Carpani replicó que Rossini también había hecho ópera seria. Entonces, Beethoven advirtió que ella no era propia para los italianos, que no eran capaces de lidiar con el verdadero drama por no tener ciencia musical, y que esta no se podía adquirir en Italia.
Beethoven murió en 1827 y dos años después Rossini estrenaría la última de sus óperas, Guillermo Tell, en base a la tragedia de Schiller. Cuando el distinguido músico Vincenzo Bellini la escuchó por trigésima vez, dijo estar convencido que todos los compositores, sin exclusión, eran unos pigmeos al lado del coloso maestro de maestros y que esta ópera era la Divina Comedia de la música.
En Roma, hace dos años, cuando me desempeñaba como embajador de Perú en Italia, tuve ocasión de estar en el Parco della Musica que diseñó Renzo Piano y que administra la prestigiosa Academia Nacional de Santa Cecilia para escucharla, por primera vez en vivo, en sus cuatro actos originales, en francés. Después de una función que duró 3 horas y media, además de los intermedios, quedamos extasiados. Entendimos por qué Wagner alabó la sublimidad melódica de Rossini y cómo logró la verdadera libertad de la línea cantada alcanzando las más altas cimas de la expresión lírica.
La producción fue un mérito de Bruno Cagli, Presidente y Superintendente de la Institución presentadora. Lo conocimos en la ciudad meridional de Rieti, que ostenta un pequeño teatro reconocido como poseedor de la mejor acústica de Italia, diseñada por el mismo arquitecto del Teatro de la Ópera de Roma, que lleva el nombre de Flavio Vespasiano, emperador romano, hijo de la ciudad. Entonces, escuchamos Las Bodas de Figaro dirigida por Kent Nagano, en forma de concierto, que superó las presentaciones que habíamos visto de esa obra en el Metropolitan, Salzburgo y Glyndebourne. Todo ello en el marco del prestigioso Festival anual de Rieti, que se viene celebrando cada año bajo la dirección artística de Cagli.
Cuando se encontró con Beethoven, Rossini había alternado la ópera cómica con grandes dramas como Otello y Semiramide. Pero lo más excelso en este género estaba reservado a su última época creativa en París, que duró 5 años, de 1824 a 1829. En 1825 mientras representaba en el Théatre Italien sus óperas italianas, creó una más en dicha lengua: Il viaggio a Reims, escrita para celebrar la coronación de Carlos X. Después, iniciaría su producción musical en francés al arreglar a este idioma Maometto II y Mosé in Egitto para representarlas en la Ópera como Mose et Pharaon y Le siège de Corinthe. Pero con Guillaume Tell, Rossini dejó el bel canto para crear una música de gran dramatismo que abrió las puertas a Wagner y Verdi. La nueva ópera fue aclamada por Berlioz y considerada un diccionario musical, un lugar predestinado para admirar e imitar. Con razón se decía que Rossini había escrito todos los actos menos uno, que lo compuso Dios.
La presentación de esta gran ópera en el Perú es un gran hito artístico que es posible gracias a la tenacidad y empeño de nuestro gran tenor Ernesto Palacio, que consigue el debut de nuestro aclamado Juan Diego Flórez en el rol de Arnold.
Audio
Jessica Pratt (Mathilde) canta «Sombre Forêt», de Guillaume Tell. Orquesta Sinfónica Juvenil Sinfonía por el Perú. Dir. Espartaco Lavalle. 3 de marzo, 2013.