Alejandro Granda Relayza

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Reconocido como una de las grandes glorias de la lírica mundial, Alejandro Granda Relayza, hijo de Don Vicente Granda y de Doña Teresa Relayza, nació el 26 de noviembre de 1898 en la calle Puno del Callao.

El más notable tenor peruano de la primera mitad del presente siglo fue, hasta los 25 años, modesto maquinista de la Compañía Peruana de Vapores, el que ocasionalmente deleitaba a los pasajeros con su cálida voz.  Su repertorio fue el de un tenor lírico spinto, lo cual significó que fuesen las más notables óperas de Verdi, Puccini, Mascagni, Ponchielli entre otros compositores, las que lo tuvieron como uno de sus grandes intérpretes.

Alejandro Granda alentado y preparado por la que fuera gran animadora de nuestro medio musical, Doña Rosa Mercedes Ayarza de Morales, conquistó a los amantes del arte lírico, desde su primera presentación en Lima y poco después, el Presidente Leguía lo envió a perfeccionarse a Italia con los maestros Alfredo Cecchi y Arnaldo de Marzi.

En 1924 inició sus estudios en el Conservatorio Giuseppe Verdi de Milán, los continuó luego con el maestro Alfredo Cecchi.  En 1927 debutó en el Sociale di Como con la ópera “Iris” de Mascagni.  El éxito no se hizo esperar: en 1928 el gran director Arturo Toscanini lo escogió para el estreno mundial de los “Salmos Húngaros de Zoltán Kodaly en la Scala, ese mismo año vendría “Tosca” de Puccini y luego “ Rigoletto”.de Verdi con Carlo Galeffi y Toti Dal Monte, en “Rigoletto” de Verdi, nuevamente bajo la dirección de Toscanini.

Con creciente éxito se presentó en Génova, Nápoles, Venezia, Palermo, Bologna y luego en otros países: España, Portugal, Francia, Alemania, Finlandia, Rumanía, Hungría, Egipto, Chile, Estados Unidos de Norteamérica.

Trabajó en la Scala de Milán hasta mediados de la década del 40; los teatros más importantes de América y Europa, todos, se rindieron ante el excelso arte de Granda.  Vino triunfante a Lima en 1932. Regresó en 1946  para brindar apoteósicos recitales en los teatros Municipal y Segura de Lima y en el Teatro de la Comedia del Callao.

Su voz de gran belleza y agudos luminosos le permitió cantar al lado de figuras imperecederas como  Ricardo Stracciari, Bianca Scacciatti, Apollo Granforte, Ebe Stignani, Roseta Pampanini, Gianna Pederzzini, Gina Cigna, María Caniglia, Tito Gobbi, Licia Albanese, Renata Tebaldi, Magda Olivero, Carlo Galeffi y Lily Pons, entre otras grandes luminarias de la lírica.   “Tosca”, “Andrea Chenier”, “Caballería Rusticana”, “La Traviata”, “La Boheme”, “Los Maestros Cantores de Nüremberg, así como óperas modernas que también interpretó en La Scala, formaron parte de su extenso repertorio.

En el año 1939, el Gobierno de Italia le confiere el título de “Caballero de la Corona de Italia” y en 1947 el Gobierno Peruano le otorga la Orden de “El Sol del Perú”.  Se retiró del quehacer interpretativo en 1952, en La Habana, Cuba para dedicarse por completo a la enseñanza del canto.  Desde 1947 había montado una academia en Hollywood en la que Mario Lanza y Manolo Alvarez Mera, fueron dos de sus distinguidos alumnos.

A fines de la década del 50, fue profesor del Conservatorio de Bellas Artes de México, allí tuvo como alumno al tenor Julio Julián.  En 1960 se intenta, sin éxito, traerlo al Perú como maestro del Conservatorio Nacional de Música.  Es por fin dos años después que realiza éste uno de sus más caros anhelos.  El otro, el de crear una Escuela de Opera Nacional no pudo lograrlo, antes de su fallecimiento debido a un accidente cerebro-vascular, ocupó brevemente una plaza de profesor de canto en la Escuela Nacional de Música, la muerte lo sorprende el 3 de setiembre de 1962.